Lo que se aprende con los documentales de la 2

Soy una de esas personas que DICEN que ven los documentales de animalitos y realmente los VEN. No soy un impostor de esos que dicen que los ven y realmente lo que ven son los realities fecales. De hecho, ahora mismo estoy viendo uno de suricatos, que es el nombre de la especie de Timón, el simpático bichillo graciosete de El Rey León. Pues bien, han sido muchos años de documentales y muchos mitos destapados. Me siento tan jodidamente culto que os voy a hacer un resumen de todas esas cosillas que aprendí de los reportajes de la 2 y jamás imaginasteis:

1. Los chimpancés no son lo que parecen. No es el simio entrañable y gracioso que nos quiere vender la televisión. ¡¡¡Los chimpancés COMEN MONOS!!! ¡y cómo además! Entran en la selva todo calentados, buscan monitos más pequeños y ¡ZAS! Paliza skin. Pillan al monito de turno y se lo zampan ahí en directo. Una carnicería que los de la 2 no censuran. Debo admitir que el día que lo vi en la tele, aquel día marcó un antes y un después. Los chimpancés ya no sólo no me caen bien, sino que me parecen unos abusones.
2. Los animales en general nunca tienen suficiente. Especialmente cuando se trata de copular. Parece mentira que seamos los seres más evolucionados. Los animalillos salvajes están todo el día dale que dale. Cuánto tenemos que aprender de ellos.
3. Los Bonobos, subespecie de chimpancé, saben perfectamente cómo pasar el tiempo. Cuando no están comiendo o durmiendo, están masturbándose, y cuando se precia practican sexo anal, vaginal y todo cuanto se les ocurre. Creo que no hay en el mundo una prueba más firme a favor del evolucionismo. Definitivamente bonobos y seres humanos procedemos del mismo homínido, ya que las costumbres parecen haberse mantenido en ambas ramas.
4. Los documentales de insectos no deberían emitirse a la hora de la merienda.
5. Cientos de documentales y siempre el mismo narrador. Ríete de Bill Gates, este tiene que estar forrado.
6. A la BBC le sobra el dinero. 10 documentales sobre la gacela Thompson nunca son suficientes.
7. Tendemos a identificarnos con los animalillos graciosos de ojos saltones y odiamos a los depredadores que se los zampan. Roedores molan. Rapaces kaka.
8. Ponerle nombre al animalillo no ayuda nada cuando al final del documental nuestro amiguito es engullido por un león.
9. Los biólogos no harán nunca nada por evitar la muerte inminente de nuestro amiguito. Y yo os diré por qué. Porque no tienen lo que hay que tener.¡cobardes!

Este es un homenaje a tantos años de siestas de alto nivel, y a todos esos simpáticos roedores caídos a manos de animales abusones, para nuestro entretenimiento. Os recordaremos amigüitos.